El Ministro Gondi nombró al P. Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas, descubriendo con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión; que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo, y que no tenían quién les instruyera.
Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos. La gente acudía por centenares y miles a escuchar los sermones se confesaban y enmendaban su vida. Fue ahí donde vio la necesidad de fundar la Comunidad de Padres Vicentinos, dedicada a instruir y ayudar a los más necesitados. La obra apostólica del santo se extendío velozmente fundando no sólo comunidades sino también grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres; sin embargo, para dirigir las misiones el santo vio la necesidad de que sean religiosas quienes lo ayudasen fundando la comunidad de las hermanas vicentinas a cargo de Santa Luisa de Marillac.
Murió el 27 de septiembre de 1660, a los 80 años de edad. El Santo Padre León XIII lo proclamó Patrono de todas las
Vínculate a ésta noble causa
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